Las organizaciones animalistas AnimaNaturalis y CAS International han denunciado casos de maltrato a perros de caza en España y han pedido que se prohíban las monterías que se organizan en la Península Ibérica.
Ambas organizaciones han difundido vídeos filmados entre 2021 y 2023 en once monterías en varias provincias de España, en un criadero, dos perreras de rehalas y una procesadora de carne de caza, donde se ven perros malheridos, cazadores suturando las heridas de sus perros sin supervisión veterinaria, e incluso suministrándoles medicamentos supuestamente ilegales.
Los animalistas denuncian las monterías 'a la española', en las que se utilizan rehalas, equipos de perros caza de entre 10 y 12 parejas de distintas razas, dirigidas por un perrero o rehalero. Estas rehalas, que pueden reunir hasta a 40 perros, se usan para rastrear, acosar y dirigir a ciervos, jabalíes y otros animales hacia los puestos donde los cazadores esperan con sus rifles.
En la caza mayor de 2020, se abatieron en España 582.290 animales, la mayoría en cotos cerrados, “a veces con alambre de espino, en los que las presas no tienen escapatoria”. Los animalistas recuerdan que usar perros en batidas en campo abierto está prohibido en la mayoría de países de la UE y que, además de España, sólo se pueden usar perros en las monterías en Portugal y Francia.
La directora de AnimaNaturalis en España, Aïda Gascón, ha denunciado que a los perros “se les obliga a convertirse en armas y se les deja de ver como seres que sienten y tienen necesidades”.
Las organizaciones aseguran que no existe un registro oficial de perros utilizados en la caza y han recordado que la Fundación Affinity ha estimado en cerca de 22.000 los perros abandonados en 2021 por cazadores, un 13 % del total.
Algunas de las razas más utilizadas en las rehalas son los podencos, el grifón o el sabueso por su olfato y velocidad; el alano español, el dogo argentino, el mastín y otros, por su fuerza, junto con una variedad de cruces. Los animalistas también denuncian que hay cazadores que guardan sus perros en jaulas en condiciones insalubres “expuestos a inclemencias meteorológicas, a menudo sin acceso a comida ni agua en buen estado y en espacios pequeños, o encadenados”.
“Además, los perros pueden recorrer largas distancias en carretera cuando los rehaleros se desplazan entre provincias o comunidades. Si acuden a más de una montería seguida, los canes pasan la noche en los remolques y furgonetas”, según Gascón.
En este sentido, lamentan que la actual normativa española no establece tiempos de descanso por trayectos, ni obliga a contar con suficiente agua o comida, ni ningún tipo de medida en relación con la ventilación. Igualmente, denuncian que algunos perros usados en las monterías son heridos por los jabalíes y son los propios rehaleros quienes suturan las heridas “o las cierran con una grapadora durante la montería y también les administran inyecciones y medicamentos sin supervisión veterinaria”.
Según Gascón, en la mayoría de Comunidades Autónomas los perros usados en caza están contemplados como animales de compañía, salvo en Andalucía, donde son considerados “aprovechamientos cinegéticos”. “Las rehalas y perreras deportivas cuentan con la Ley 1/1970 de caza, que obliga a los dueños a tener el tipo de licencia C, la misma que autoriza a cazar con aves de cetrería y hurones”, según Gascón.
Por todo lo anterior, las organizaciones animalistas han lanzado una petición en Change.org para exigir la prohibición de las monterías en España y la aprobación de una legislación específica que proteja a los perros de caza.
En España, la Ley de Bienestar Animal aprobada en 2021 no contempla específicamente la protección de los perros de caza, lo que ha generado un vacío legal que los animalistas esperan que sea subsanado.
La polémica en torno a la caza en España no es nueva. En los últimos años, se han registrado numerosas protestas y manifestaciones contra la caza de animales, especialmente en la temporada de la caza mayor.
Por otro lado, algunos cazadores defienden la práctica de la caza como una actividad legal y necesaria para el control de las poblaciones de animales salvajes y como un medio de vida para muchas personas en el mundo rural.
En cualquier caso, el debate está servido y parece que la protección de los perros de caza será uno de los temas más candentes en la lucha por los derechos de los animales en España en los próximos años.