Protección

España se suma a Eurobats: Protección de Murciélagos

By
Daniela

Nieuwkoop es una pequeña ciudad en Holanda con aproximadamente 1.500 habitantes, que posiblemente muchos en España nunca hayamos oído nombrar. Esta localidad se encuentra entre Ámsterdam y La Haya y cuenta con una característica única en el mundo durante un tiempo: su alumbrado público es de color rojo. La razón detrás de esta peculiar decisión es evitar molestar a los murciélagos con la intensidad de las luces de las farolas. Aunque pueda resultar sorprendente, esta medida cobra más sentido si consideramos que Holanda firmó en 1992 un acuerdo europeo para la protección de los murciélagos. Desde entonces, otros 37 países han seguido su ejemplo, y finalmente, España se ha sumado a esta iniciativa al ratificar el acuerdo este jueves, más de 30 años después.

El acuerdo, conocido como Eurobats, tiene como objetivo proteger a las más de 50 especies de murciélagos que habitan en Europa a través de legislación, educación, medidas de conservación y cooperación internacional. Antes de la llegada del nuevo milenio, ya eran 15 los países que habían suscrito este acuerdo, y desde entonces, la gran mayoría de los Estados europeos se han unido a esta iniciativa. España era una excepción hasta ahora, y solo quedan cinco países que aún no forman parte del acuerdo: Austria, Bielorrusia, Grecia, Turquía y Rusia.

El acuerdo, conocido como Eurobats, tiene como objetivo proteger a las más de 50 especies de murciélagos que habitan en Europa

La pregunta que surge naturalmente es: ¿por qué hemos tardado tanto en unirnos? En el Catálogo español de Especies Amenazadas, elaborado por el Ministerio de Transición Ecológica, figuran 33 especies de murciélagos que se encuentran en riesgo, lo que representa el 40% de los mamíferos en peligro en nuestro país. Con estos datos sobre la mesa, resulta desconcertante el retraso en la firma del acuerdo. Esta misma interrogante fue planteada por los diputados de Unidas Podemos, Juantxo López Uralde, Eva García Sempere y el diputado socialista Marc Lamuà al Partido Popular en 2017, durante el Gobierno de Mariano Rajoy.

En las dos preguntas escritas dirigidas al PP, rechazaron el argumento esgrimido de que la falta de firma se debía a restricciones presupuestarias, ya que formar parte del acuerdo implica una inversión de 38.000 euros anuales. Además, Uralde y García señalaron que la presencia de murciélagos supone un ahorro de 165 euros por hectárea cultivada, ya que estos pequeños mamíferos se alimentan de insectos (devorando hasta 1.200 mosquitos por hora y una cantidad de insectos equivalente a su peso corporal cada noche), evitando así la necesidad de utilizar insecticidas.

La respuesta del Partido Popular fue que los murciélagos ya estaban protegidos en España y que "la incorporación de España al acuerdo Eurobats del Convenio sobre Especies Migratorias (CMS) no supondría obligaciones legales adicionales". Sin embargo, este jueves los conservadores han apoyado la ratificación del acuerdo. Únicamente, los 52 diputados de Vox se han abstenido en la votación.

La importancia de este acuerdo radica en el papel fundamental que desempeñan los murciélagos en el equilibrio de los ecosistemas. Estos pequeños mamíferos actúan como polinizadores de plantas y controladores naturales de plagas de insectos. Su dieta consiste en insectos como mosquitos, polillas y escarabajos, que son considerados plagas agrícolas. De esta manera, su presencia contribuye a reducir la necesidad de utilizar pesticidas y, por lo tanto, promueve prácticas más sostenibles en la agricultura.

Además, los murciélagos son indicadores de la salud del medio ambiente. Su presencia o ausencia puede revelar cambios en los ecosistemas, como la contaminación del aire, la degradación de hábitats y la disminución de la biodiversidad. Por lo tanto, proteger a los murciélagos significa proteger la salud de nuestros ecosistemas y asegurar un futuro sostenible para todos.

La ratificación del acuerdo Eurobats por parte de España implica un compromiso a nivel nacional para promover la conservación y protección de estas especies. Esto implica la implementación de medidas específicas, como la creación de áreas protegidas para los murciélagos, la promoción de investigaciones científicas sobre su comportamiento y necesidades, y la educación pública para fomentar la conciencia y el respeto hacia estos animales.